Es bastante triste cuando te das cuenta que algunas personas mienten tan bien que ellos mismos se creen sus mentiras, se las creen tanto que son capaces de defender sus pociones en base a ellas y aferrarse a la que consideran su verdad como si su vida dependiera de eso.
Tanto creen en sus mentiras que se vuelven su única verdad, la verdad para enfrentar a los demás para contar al mundo, para escudar sus acciones, sustentar sus posiciones y protegerse de lo que ellos mismos son.
Por que es mas fácil inventar razones para ser la victima que enfrentar la verdad y darse cuenta que son los victimarios; es mas fácil creer que el crimen no es crimen y que la justicia es injusta, es mas fácil culpar a los demás de sus propias incapacidades.
Hoy me siento consternada de darme cuenta que alguien en verdad puede creer tanto sus mentiras, como puede distorsionar los hechos para que la culpa nunca sea suya, como puede sentirse siempre como una victima del mundo a la que debemos tenerle lastima y consideración.
Es tan triste ser manipulados por nuestro propio ego, ser engañados por nosotros mismos y no darnos cuenta.
El enemigo mas feroz vive en nosotros, nos tapa los oídos y nos venda los ojos.